En el ámbito empresarial, la cultura organizacional juega un papel clave en la consolidación de hábitos dentro de los equipos y es mejor mover piedras para transformar la cultura. La transformación real no se trata de mover montañas de una sola vez, sino de mover pequeñas piedras de manera constante. Los cambios sostenibles no ocurren de la noche a la mañana; requieren repetición, retroalimentación y un enfoque estratégico basado en la realidad del grupo.
Este artículo explora cómo implementar cambios en los hábitos organizacionales para fortalecer la cultura organizacional, garantizando resultados a largo plazo sin generar una resistencia insuperable en el proceso.
La clave del cambio: pequeños pasos, grandes resultados en la la cultura organizacional
El error más común al intentar transformar un equipo es pensar en cambios radicales e inmediatos. La idea de una gran revolución puede ser inspiradora, pero en la práctica, el éxito se construye con cambios graduales y sostenibles.
Normas de gestión alimentaria como BRCGS Food, IFS Food, FSSC 22000; precisan que es necesario disponer de un plan de mejora de la cultura de calidad e inocuidad de los alimentos; al requerir un plan muchos líderes de las organizaciones creen que se pueden lograr cambio radical con el plan en solamente un año, aspecto que no puede hacerlo, principalmente por la inercia de la cultura existente.
Nuestros hábitos arraigados, tanto individuales como colectivos, se consolidan por dos factores fundamentales:
- Repetición constante: Cuanto más realizamos una acción, más fácil se vuelve repetirla.
- Ciclos de retroalimentación positiva: Recibir señales de que una acción tiene beneficios refuerza la motivación para mantenerla.
Cuando se busca modificar los hábitos en una organización, es esencial trabajar bajo estos mismos principios. No basta con imponer nuevas reglas o esperar que todos cambien automáticamente. El verdadero progreso ocurre cuando las personas adoptan nuevas prácticas de manera natural y voluntaria.
El cambio no es solo individual, es social
Un cambio personal, como ajustar la rutina de trabajo de una persona, puede ser sencillo. Sin embargo, cuando el cambio afecta a todo un equipo, surgen desafíos adicionales:
- Negociación y comunicación: Es necesario establecer acuerdos y alinearse con las necesidades del grupo.
- Consideración de los demás: Cada cambio tiene implicaciones para los compañeros de trabajo.
- Impacto en la cultura organizacional: Cambiar un hábito grupal puede modificar dinámicas ya establecidas, generando resistencia.
Las empresas y equipos exitosos no dependen de individuos aislados que adopten buenos hábitos, sino de una estructura compartida que refuerce y mantenga esas prácticas. La acción colectiva es lo que determina el éxito de un cambio organizacional.
Cómo introducir nuevos hábitos sin generar resistencia en la cultura organizacional
1. Implementar cambios pequeños pero significativos
Si se abarca demasiado a la vez, el proceso se vuelve complejo y difícil de sostener. Es mejor identificar los aspectos más críticos y modificarlos progresivamente. Los comportamientos críticos para los resultados de la compañía deben ser los que se aborden primero; por ejemplo, si el área de mantenimiento no aplica buenas prácticas de higiene cuando hace mantenimiento de equipos críticos, esa conducta deberá abordarse de forma prioritaria.
2. Pensar en términos de ciclos manejables
Los seres humanos organizamos nuestra vida en términos de meses, no de años. Un cambio organizacional debe diseñarse con plazos claros y alcanzables. Por ejemplo, en lugar de imponer un cambio de inmediato, se puede establecer un período de prueba de tres meses con revisiones periódicas.
3. Anticipar la resistencia al cambio
Mientras más grande sea el ajuste en un hábito de equipo, mayor será la oposición que enfrentará. Es clave identificar quiénes pueden sentirse más afectados y trabajar con ellos desde el inicio para minimizar la resistencia.
4. Aceptar que habrá pérdidas a corto plazo
En cualquier transformación, alguien sentirá que está perdiendo. Muchas veces, quienes crearon el hábito original pueden sentir que su esfuerzo está siendo cuestionado. Es fundamental reconocer y respetar su contribución antes de proponer el cambio.
5. Construir sobre logros pequeños para contar una historia de éxito
Cada pequeño cambio exitoso fortalece la confianza en el proceso. Celebrar estos avances permite generar un sentido de progreso y mantener la motivación.
Ejemplo práctico: cambio de hábito en un equipo
Imaginemos que una empresa quiere mejorar la puntualidad en las reuniones. En lugar de imponer sanciones o exigir un cambio inmediato, el equipo podría implementar un pequeño ajuste, como comenzar cada reunión con una actividad de apertura breve para incentivar la puntualidad de manera positiva.
Si la iniciativa es bien recibida y genera resultados positivos, se refuerza la idea de que los cambios son posibles sin necesidad de medidas drásticas. Este tipo de transformaciones pequeñas, pero estratégicas, son las que realmente logran cambios culturales sostenibles.
Conclusión: construyendo una cultura organizacional resistente y flexible
Mover montañas es complicado, pero mover piedras es posible y efectivo. Los hábitos en un equipo no se transforman con cambios radicales, sino con ajustes progresivos que respeten la dinámica organizacional y aprovechen la repetición constante y la retroalimentación positiva.
El liderazgo efectivo en una empresa no se trata solo de establecer normas, sino de fomentar un entorno donde los cambios puedan surgir de manera natural y sostenible. Una cultura organizacional fuerte se construye con hábitos sólidos, y estos se forman paso a paso.
Fuentes de información
Este blog se ha escrito en base a la información del libro de Charlie Gilkey titulado.” Hábitos de equipo”. Las ideas planteadas en el libro se han organizado en modo blog y se han orientado a la cultura de inocuidad.
Redactado por: Alberto Ibañez Neri
Director de Ibro Food Safety (Inoclean, Ibro Food Safety, Ibro Academy)
ATP BRCGS (Food, Packaging Materials and Gluten Free), Entrenador Aprobado por IFS. Consultor y Auditor en gestión alimentaria.
Docente en la Universidad de Santiago de Chile.
Entrenador para el reglamento de controles preventivos y de Inocuidad de Productos Agrícolas Frescos-Ley FSMA
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- Autor del libro: Cambia el comportamiento cambia la cultura
